El estandarte del cuervo lleva en si la imagen de uno de los animales odinicos por excelencia ("dos cuervos están sobre sus hombros [de Odin] y le susurran al oído todas las noticias que ven o escuchan; ellos se llaman Huginn [trad. "Pensamiento"] y Muninn [trad. "Memoria"]. Durante el día él los hace volar por todo el mundo y luego a la hora de la comida [ellos] vuelven [a él], así se entera de muchas noticias. Por esto los hombres también lo llaman Hrafnagudh [trad. "Dios" de los cuervos"] Gylfaginning,38).
Nuestro estandarte del cuervo lleva en una esquina la runa Othala que representa nuestra herencia ancestral, allí lo que ha sido transmitido por los antepasados ya sea genéticamente o materialmente, Langbard como nuestra tierra; es la runa que quizás más que todo encierra en si el concepto de carácter sagrado..
Estandartes del cuervo en la antigüedad fueron llevados en batalla por las poblaciones germánicas. El estandarte del cuervo más famoso es sin duda aquél que, alrededor del año 1000 de la era común acompañó en batalla las filas del jarl Sigurð el Grande, como se puede leer en la Orkneyinga Saga [XI] tal estandarte fue tejido con rara maestría y arte insigne; tuvo la forma de un cuervo y, cuando el viento sopló, apareció justo un cuervo en vuelo"; quién lo tejió fue la madre del jarl experta en artes mágicas que lo entregó al hijo diciendo "la vida es regulada por la suerte y no de dónde vaya o no vaya un hombre; en todo caso mejor morir en la gloria que vivir en la vergüenza. Ahora toma esta insignia, que he tejido para ti con todo mi arte. Espero que lleve victoria a quien la siga y muerte a quienes la porten ." El seithr de la mujer fue tan eficaz que en la primera batalla bajo este "raven banner", contra un enemigo superior en número de siete veces, 3 alféreces del jarl perecieron asegurando así la victoria a sus armadas. La última batalla vio al mismo jarl caer blandiéndola, la misma suerte le tocó al rey su adversario, (y quizás ésta fue la verdadera victoria en cuanto la armada del jarl abandonó el campo.... o sencillamente la conversión al cristianismo del jarl, aunque forzado, anuló los efectos positivos del hechizo.
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